viernes, 16 de enero de 2015

Una maleta vacía.


Ella daba, daba y daba... desde que se despertaba.
Y desde que se despertaba, esperaba.
Y si pedía...
Lo más que le pedía era que la escuchara, la besara y abrazara.
Y si quería...
Lo que más quería era  cuidarlo , verlo y que la dejara quererlo.
Pero él no podía, o no quería ... y no daba.
Y por no darle , ni le daba un motivo para que se quedara ni un adiós para que se marchara.

Hasta que ella... se despertó una mañana,  le dio los buenos días, y en lugar de esperar ... se fue con su maleta vacía.

Porque cuando las maletas  se van vacías, siempre pueden volver llenas de cosas nuevas.

Un besito muy grande, para esas amigas que me cuentan como vacían y llenan sus maletas.
Porque sin ellas, el "con cualquier cosa estoy mona!" no tendría equipajes para hacer y deshacer, ni post para  llenar y contar .

Buen finde para todos.






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