domingo, 13 de septiembre de 2020

Tengo un gnomo, cosas que pasan.

Nunca me gustaron los gnomos. Y por qué nunca me gustaron los gnomos?.

Pues tal vez por esa mezcla de magia ,superstición y mitología nórdica que se fusiona en ellos, acaso por ese carácter sombrío que siempre le atribuí a los mismos, o quizá porque en cierta ocasión leí a los cartesianos que en cada árbol , en cada planta y en cada flor vivía un gnomo, y que cuando éstos se morían era porque el gnomo se había ido de ellos, porque los había  abandonado.

El caso es que a mí no solo no me gustaban los gnomos, sino que me daba grima verlos,  me molestaba mirarlos. 

Hasta que ayer , uno de ellos me miró a mí. Uno que al parecer nadie quiso, o que alguien lo quiso en su momento pero lo devolvió. Uno que tenía un roto y andaba desperfecto.Uno que estaba sobre la estantería de una tienda y se encontraba en liquidación. Uno que no me daba la opción a buscar en otros ni comparar con otros. Uno , que desde su posición me atrapó dándome una extraña sensación de que si me giraba desaparecía, e igual me arrepentiría. 

Entonces, era cierto eso de la magia de los gnomos? Ay! daba igual, no era el momento. Como tampoco lo era para adquirirlo, cuando precisamente esa misma mañana me había planteado ir recogiendo cuánto atrezzo lucía por mi terraza antes de que el otoño me sorprendiera estropeándome lo que el verano me había permitido disfrutar tanto.

Bueno, el caso es que sigo con el caso de que allí seguía ese trozo de cerámica que ...empezaba a cobrar vida ? que me atraía? Que me atrajo y que me traje.

Porque siempre lo he dicho, que los objetos llaman. Y esta figurita ayer llamó a mi figurada puerta. Le abrí, y mientras le invitaba a entrar dejé salir a los prejuicios que en mi casa habitaban. Le hice un hueco dándole la oportunidad de acampar a sus anchas por lo que podría considerar su bosque, pero  haciendo constar que es mi terraza. Le confíe mis plantas, le voy a dejar disfrutar de mis flores , y le advertiré de que si nos abandona lo haga con sutileza , elegancia y rompiendo el mito o la filosofía cartesiana que por ahí anda...




Y sí, desde hoy tengo un gnomo. 

A mí, que no me gustaban los gnomos.

                                                 cccem

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