Durante esta pandemia, y entre las muchas cosas que nos ha afanado este virus , tal vez una de las que yo he echado más de menos ha sido la presentación del cartel de las carreras de Sanlúcar de Barrameda.
Ese cartel, para mí ha venido siendo cada año como un pistoletazo de salida hacia la cuenta atrás de mis vacaciones. Un descontar días hábiles para volver a escuchar esos galopes por esas arenas sanluqueñas acompañados de un fondo repleto de pinos del Coto . Un ya me queda menos para ver esos caballos que se convierten en animales de colores inexpresables bajo ese Sol que se va escondiendo por la punta de Malandar.
Ese cartel...
Ese cartel ,que en la fecha que le tocaba su publicación me quedé sin él, y que hoy, ya en Julio y con motivo del 175 aniversario del espectáculo ecuestre que más me gusta del mundo... me encuentro.
Y, ay... lo que me encuentro.
De lo carteles siempre digo lo mismo, en cuanto al arte yo no entro. Porque a mí el "ars" , dicho en plan "latinisma", lo que me merece es mucho respeto.
Pero en cuanto a lo que es la finalidad y representación de un cartel, sí que entro. Claro que entro. Porque un cartel no tiene otra finalidad que la de anunciar algo , decirnos algo, contarnos de algo, transmitirnos ese algo...
Y una vez más , yo los vanguardismos, en este caso el de Luis Gordillo, no los capto.
Qué queréis qué os diga... ni estos nos son los caballos que a mí me conmueven cada año, ni yo aquí veo mi Sanlúcar, ni veo ná!
No voy a decir como ha dicho el Sr. Soto, que está vez si que le doy la razón, " que el cartel es un mamarracho", por respeto al arte y a su autor, pero sí que os voy a decir que lo pienso.
Eso sí , desde mi humilde opinión.
E insisto , en este cartel no se percibe Sanlúcar.
Lo siento , y mejor no sigo...
con cualquier cosa estoy mona!
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