El decir o hacer algo es perfectamente evitable, pero el pensarlo no.
Nunca podremos luchar contra nuestros pensamientos, porque por mucho que intentemos evadirlos al final siempre terminarán pasando por nuestra mente. Ahora bien, una vez que los hemos tenido pues ya que cada uno que haga con ellos lo que les apetezca.
Hay pensamientos que nos pueden llegar a preocupar, disgustar o incluso escandalizar. Hay algunos que bajo ningún concepto se los deberíamos de contar a nadie. Hay otros que consiguen hacernos cambiar de opinión o cuestionarnos ciertas cosas, y hay muchos que suelen ser irrelevantes y fáciles de olvidar.
Pero también los hay que nos dejan totalmente "descolocados" , como el que tuve yo el otro día después de ver las fotos de una boda en las que aparecía una pandillita de chicos con veintipocos años.
Mientras visualizaba el reportaje , me di cuenta que en lugar de pensar en si las niñas iban más o menos monas, si les pegaban los tocados con los peinados que llevaban, si les favorecían los vestidos que se habían puesto o si sus complementos eran los adecuados , simplemente me dije .... "Ay que monos todos" , "Qué caritas de felicidad tienen y que bien se lo han debido de pasar!", y lo mejor... "Qué se aprovechen, qué no saben lo que les puede esperar!".
Tras ser consciente de la situación me surgieron varias dudas, entre ellas la de si estoy perdiendo mi opinión en lo referente a moda ,o la de si el problema es que me estoy haciendo mayor.
A la conclusión que llegué me la quedo para mí , a vosotros sólo os digo que aún sigo pensando que con cualquier cosa estoy mona!.
Buen finde, y cuidado con lo que se os pasa por la mente, que a veces son preámbulos de algo.
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