Hay personas que sorprenden, y él me ha sorprendido a mí.
Yo le dije, "Pepe, tú tienes un algo escribiendo ,me prestarías un trocito de ese algo para mi Blog?".
Y cual fue mi sorpresa cuando descubrí lo que él me enviaba para darme a a elegir!. Cuando descubrí al verdadero Pepe Arenzana, a un verdadero escritor que no solo tiene ese algo que yo buenamente había visto, sino que es un verdadero artista, como bien he descubierto.
Os comparto el "trocito" de mi amigo Pepe, con el que me he quedado .....
"Los dioses antiguos
Se podían ver desde la carretera. Eran titanes de cuernos aguerridos.
Esculturas musculosas y serenas entre la yerba alta, bajo las encinas.
Sus estampas inmóviles evaporaban un magnetismo telúrico, de volcán
apagado y distante.
En su mirada inerte y distraída no había el ansia nerviosa de los
felinos, pero contemplarlos imponía un respeto sumiso y reverencial de
dioses antiguos que sólo se atrevían a transgredir las moscas y las
mariposas blancas en la dehesa. Eran los toros.
Como si posaran para un pintor severo y academicista, permanecían
inmóviles durante largos períodos, olfateando el aire, como graves
doctores que auscultasen a un enfermo con sus fonendoscopios.
Los había cárdenos y negros, nevados y lechosos, pero compactos y
silentes como los forzudos de un circo.
Formaban, a disgusto entre sus miembros, una manada cansina y dispersa
que no tuviera nada que decirse, como aburrida de su prosapia, pero
consciente y orgullosa de pertenecer a dicha aristocracia.
Al caer la tarde se acercaban hasta el río para beber y para mirar las
nubes altas reflejadas en la cinta de agua. A veces, uno de ellos
aceptaba el desafío de otro miembro de la manada y, sin previo aviso,
“los pablorromeros”, como los llamaban en el pueblo, la emprendían a
cornadas con un choque brutal y sordo de testuces, seguido de un
clacoteo de cuernos que a lo lejos, en el silencio inmenso de la tarde,
sonaba a maderas deslavazadas de un carpintero.
Desde una colina los adustos mayorales sentenciaban frases breves en lo
alto de un caballo.
Algunos días, la pareja de la Guardia Civil de Tráfico se apostaba
junto a las chumberas de la cerca, en el arcén de la calzada, y
permanecía allí largas horas, echando un cigarro y observando el ir y
venir de los vehículos. Dicen que en ocasiones recibían el encargo de
prolongar su jornada para esperar a los “maletillas” intrépidos que al
anochecer saltaban la valla para hacerles cabriolas a los toros bajo la
luna llena. Soñaban con la gloria de los toreros legendarios.
Pepe Arenzana."
Mil gracias Pepe.
Y otras mil gracias a Manuel Ruiz.
Porque después de leer algo tan bello, yo anhelaba algo divino para ilustrarlo . Yo necesitaba otro "trocito" de amigo. Yo quería estos dibujos a lápiz tan bonitos, que me ha prestado mi gran amigo y gran pintor y escultor , Manuel Ruiz .
Y ahora decidme ...... si no es fácil pensar que "con cualquier cosa estoy mona!" , rodeada de tanto artista.
Caballeros... gracias!
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