Mi infancia y juventud, la pasé junto a una podenca de color canela, llamada Bolera.
"La Boleri" , era una cazadora fabulosa que acompañaba a mi padre cada fin de semana cuando él se iba de cacería . Era gracioso ver como se ponía de nerviosa y feliz cuando veía que mi padre empezaba a guardar en el maletero de su coche , las escopetas, el zurrón , los cartuchos, etc... porque a ella lo que más le gustaba era que se la llevaran al campo a correr detrás de las liebres, y por supuesto cogerlas.
Ella era una perra de caza, pero sobre todo siempre fue perra y nunca un objeto para cazar , como podían ser el resto de los artículos que mi padre usaba para practicar su hobby.
Y ahí estaba la gran diferencia, en que ella siempre debía volver sana y salva a casa , para que continuaramos cuidándola y queriéndola como a una más de familia.
Llegó el día en que Bolera , se nos enamoró de un chucho y decidió ser madre de Bolerita.
Durante ese tiempo, "la Boleri" ya no sólo dejó de ser lo que había sido, sino que su descendencia nunca sería ni sombra de lo que ella fue.
No obstante , en absoluto nos importó lo sucedido, y ya no solo la queríamos a ella, sino también a la pequeña bolerita, a la que acogimos con el mismo cariño.
Con el paso del tiempo, aunque Bolera ya no cazaba , y su hija ni siquiera lo intentaba, mi padre continuaba llevándosela al campo, por el mero hecho de que disfrutara .
Hasta que un día ... Bolera nos desapareció. Nunca supimos si fue porque un mamarracho nos la robó pensando en su pedigree , o si fue porque era tan buena que no quiso despedirse de nosotros para que no sufriéramos.
A pesar de que la buscamos por cielo y tierra, nunca más la volvimos a ver. Pero tampoco nunca pudimos olvidarla.
Y ahora os estaréis preguntando por qué os he contado esta historia , en la cual no pega ni con cola que os diga que "con cualquier cosa estoy mona", a qué sí?
Pues bien , os la cuento , porque me indigna ver lo que algunos galgueros están haciendo con estos animales, y porque os puedo asegurar que un perro de caza es una criatura maravillosa que está perfectamente capacitada para cumplir los dos cometidos que tiene en su vida. El de cazar , y el de dar cariño y compañía a sus dueños. Y porque al fin y al cabo , los animales son como las personas, y a nadie que tenga un poquito de humanidad se le ocurriría colgar de un árbol o tirar a un pozo , a quien en un momento dado deja de ser válido para desarrollar una determinada actividad.
Así que desde aquí , muestro mi repulsa hacia todos aquellos que hacen ese tipo cosas a estos animales . Hacia aquellos que demuestran ser más animales , que cualquiera de los que andan a cuatro patas y ladran.
Una tierna caricia para Bolera, la que fue mi mascota y la perra de caza de mi padre.
Allá donde estés!
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